Consciente y despierta.

Respeto y atesoro, profundamente a mi niña interior.
Conozco mucho, pero entiendo muy poco. 
Aprendo y me divierto, crezco y me doy cuenta de eso. 
Me alucina pensar, que cosas tan profundas como estas, pueden aprenderse de un simple y fugaz fósforo. Aunque vuelvo a pensarlo, y recuerdo: que, sin duda, soy igual a un fósforo. Cambio constantemente, y que afortunada que soy, al darme cuenta de eso. Mi mutación continua, me permite abordar mi lado más  aventurero. 
Ahora observo, que tanto la actividad que realice en clase, como yo misma, viviendo, amando, actuando, mirando, somos ejemplos del significado de la palabra iteración. 
Con eso me quedo. 

















 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Colectivo, abrazo colaborativo.

La Peatonal

El aroma